El Riego con Manguera: Una Guía Básica

 El Riego con Manguera: Una Guía Básica

El agua es un elemento clave para la supervivencia de las plantas de tu jardín. El periodo de riego y la cantidad de agua necesaria van a depender de las características del propio jardín, de la zona en la que esté ubicado, de la época del año y también de todas las variedades de plantas y cultivos (en el caso de que tengas una huerta). 

Es muy importante gestionar correctamente el agua de riego ya que, si riegas en exceso, aparte de ser un gasto de recursos innecesario, puedes provocar encharcamientos, lo que debilitará las plantas y  favorecerá la aparición de hongos. Además, si el suelo donde estás regando no es capaz de absorber toda la cantidad de agua que le estás dando, vas a perder mucha agua por infiltración.




¿Por qué regar con manguera es un buen método?

Lo primero que tienes que saber es que hay que diferenciar dos grandes tipos de riego: los riegos localizados en una zona concreta o los riegos por superficie en los que se distribuye el agua por una gran extensión. 

El riego por manguera lo encuadramos dentro de los sistemas de riego localizado ya que aunque no tiene la eficiencia de, por ejemplo, un riego por goteo, nos permite regar zonas concretas y ajustar fácilmente la cantidad de agua aportada.

Pero obviamente no todas las mangueras de riego son iguales y debes saber qué características debes de tener en cuenta a la hora de elegir la tuya.

¿Qué debo saber para elegir una manguera de riego?

El diámetro 

Hay dos variables principales que influyen en cualquier sistema de riego: el caudal, que son los litros por minuto que fluyen a través de la tubería; y la presión, que es la fuerza que ejerce el agua sobre las paredes interiores de la manguera. Como en general, para uso doméstico, el caudal y la presión nos lo va a dar el grifo donde hagamos la toma de agua, lo más probable es que ambos factores no sean muy altos, por lo que no tendría sentido utilizar mangueras de mucha anchura, ya que el agua llegaría a la punta con poca velocidad y la lanza de riego no sería efectiva. En general mangueras de 15-19mm de diámetro serán adecuadas. 

La longitud

Es muy importante que tengas en cuenta que, cuanto mayor sea la longitud (cuantos más metros de manguera tengamos), menor va a ser la presión que tenga esta goma de riego, ya que el rozamiento que tendrá el agua en las paredes interiores de la manguera será mayor (esto se conoce como pérdidas de carga). Por lo tanto procura elegir la  longitud según la distancia que tengas entre el grifo (la toma de agua de la que vas a extraer el agua del riego) y el último extremo del jardín donde necesitas que llegue, sin alargarla innecesariamente.

Como truco decirte que puedes atar un cordel al grifo y desenrollarlo hasta llegar al extremo más lejano, luego solo tienes que marcarte una referencia de un metro de largo (por ejemplo en una mesa) y medir el cordel fácilmente. 

Por norma general, en el mercado te vas a encontrar medidas estándar que son el diámetro y el largo. El diámetro suele estar en milímetros, siendo las más habituales entre 15 y 30mm Y el largo lo puedes encontrar prácticamente de lo que necesites: de 10, 20, 30 metros e incluso al corte de la longitud que necesites. Además vas a encontrar unos pequeños conectores que sirven para empalmar diferentes tipos de mangueras y conseguir mangueras más largas. Eso sí, ten en cuenta que demasiada distancia va a provocar mucho rozamiento y, si perdemos demasiada presión, el agua no llegará con fuerza a su destino. 

El material

Tradicionalmente las mangueras de jardín han sido de PVC. Son materiales ligeros y flexibles, pero no son demasiado resistentes y se retuercen con mucha facilidad. En la actualidad a hay gran cantidad de modelos de mangueras con fabricación multicapa, esta construcción les aporta resistencia y las hace menos proclives a retorcerse ,por lo que siempre será recomendable elegir una manguera reforzada con varias capas, sobre todo si va a estar en contacto con superficies ásperas del suelo que puedan desgastarla. 

La luz directa del sol también puede degradar tu manguera, por lo que es muy recomendable buscar modelos con protección anti UV. 

Otra alternativa son las mangueras helicoidales que son muy cortitas, muy estrechas y muy fáciles de recoger. Por contra, este tipo de mangueras son menos resistentes y, por lo general, no tienen mucha longitud. Pero pueden ser válidas para pequeños patios y terrazas.

Adaptadores, conectores y accesorios

La manguera y los conectores (el acople que va al grifo y el acople que va a la lanza) deben ajustarse perfectamente para que no tenga ningún tipo de pérdida. También es importante que estén bien ajustados para que la conexión no se suelte con la presión del agua. ¡Asegúrate de comprar el adaptador adecuado para tu grifo!

Los conectores pueden ser de metal (latón) o de plástico. El latón es más duradero pero también es menos manejable que el plástico, y este último es más sencillo de colocar y más económico. La lanza o la boquilla que coloques en el extremo de salida de la manguera te va a permitir variar las formas de salida del agua, adaptándose mejor a la zona que quieras regar.

Realizar la unión del conector a la goma es muy sencilla. Lo único que tienes que asegurar es que el tamaño (el diámetro) del conector se corresponda con el diámetro de la goma de la manguera. En este caso, simplemente desenroscamos el conector. Veremos que tiene una parte del plástico que está marcado, perforado, cortado, es un poco flexible y que es donde vamos a introducir la goma. Para asegurarlo, lo enroscamos con el tapón del conector, y ya queda el montaje.

Tenemos dos tipos de conectores rápidos: el conector que es abierto; y el conector que tiene un pequeño tapón. Habitualmente se coloca el conector abierto hacia donde está la toma de agua y el conector con tapón lo dejamos para colocar la lanza de riego. 

¿Cómo procedemos con el riego?

A la hora de regar, si utilizamos una lanza de riego regulable o una pistola, podemos abrir el grifo, e ir con la manguera hasta la zona a regar, allí abriremos la lanza o la pistola y comenzaremos a regar. Con la regulación de la lanza podremos obtener chorros más abiertos o más largos, lo que nos permite regar zonas algo más alejadas sin tener que movernos.

De esta manera tan sencilla, puedo hacer un riego localizado en una zona concreta del jardín o la huerta.

Mantén tu manguera en forma

Por último, es muy importante que, para alargar la vida de la manguera, la guardes limpia y seca, preferiblemente, en una zona protegida del sol. 

Hay tres opciones para mantener tu manguera en perfecto estado. Para recoger la manguera y garantizar su funcionamiento a lo largo del tiempo, puedes utilizar un soporte de pared (un soporte mural, es el soporte clásico sobre el que enrollar la manguera al recogerla). También puedes utilizar un porta-mangueras mural de recogida automática que recoge la manguera sola, simplemente enrollándose a través de un mecanismo interno. Y, por último, si tu manguera es de mucha longitud, puedes utilizar un porta mangueras tipo carrito, un carro que lleva ruedas y que tiene la ventaja de poder desplazar todo el rollo de manguera con mucha facilidad de un sitio a otro.


Conclusión:

Elige una manguera de diámetro adecuado, una longitud suficiente y un material acorde a la intensidad de uso que preveas.

Utiliza una lanza o una pistola regulable para facilitar las labores de riego, puedes regar varios sectores desde un mismo punto valiéndote de la regulación del chorro.

Recoge y limpia tu manguera para que pueda darte servicio durante muchos años.


¡Y esto es todo! Esperamos haberte sido de ayuda para que regar tu jardín o tu huerta sea una tarea fácil y efectiva.


Entradas populares de este blog

Césped Artificial para Zonas Húmedas alrededor de Piscinas: Una Solución Estética y Práctica

MANTENIMIENTO DEL CÉSPED ARTIFICIAL: LAS 5 CLAVES PARA TENERLO IMPECABLE